Montmartre
es uno de los lugares más visitados de París.
El
famoso Moulin Rouge, la basílica del Sagrado Corazón
y la mística dejada por los pintores impresionistas de principio
del XX son parte de sus mayores atractivos.
Durante la Revolución Francesa, los conventos del municipio
fueron destruidos y en 1871 fue escenario de la lucha de la Comuna.
Ya antes de ser incorporado a la municipalidad de París,
Montmartre tenía numerosos viñedos, trigales y pastos
para la crianza de ovejas.
En
la actualidad, es un barrio comercial con muchos cafés y
restaurantes. Al llegar nos acomodamos en uno de ellos ubicado frente
a casa, pero al ver los precios nos levantamos rápidamente
y desaparecimos misteriosamente.
En este barrio también se encuentra el famoso cementerio
de Montmartre, que fue nuestro punto para tomar y bajarnos del bus
cuando nos movilizamos. Desde
el puente no me pareció muy diferente a los cementerios católicos,
como el de la Recoleta de Buenos Aires y el mismo Cementerio General
de Santiago.
La Rue des Abbesses es una de las áreas tranquilas, aunque
tiene un intenso tráfico. Nos sorprendió la cantidad
de motos aparcadas a ambos lados de la calle. Raphael se moviliza
en una de estas motos. |
|
|
La
basílica está en la cima de un cerro de 130 m
de altura, el de mayor altura de París. Se sube por una
interminable escalera o en funicular, que cuesta lo mismo que
el bus: 1,20 euros. Cynthia eligió lo primero y yo lo
segundo. Era el último día en París y ya
mis energías estaban en las últimas.
Desde la basílica se ve un mar interminable de edificios
de baja altura que parecen conservar el estilo de fines del
XIX y principios del XX. Me recordó el centro de Buenos
Aires. No se ven áreas verdes, algo que me llamó
la atención ahora que vivo en el campo; en otro tiempo
no me habría fijado en ese detalle.
Después de recorrer
las callecitas adyacentes bajamos por las distintas terrazas,
a esas alturas ya estábamos con el automático.
|
|
|
La
Basílica del Sacré-Cœur fue inicialmente concebida
como un monumento público para rendir homenaje a la memoria
de los numerosos ciudadanos franceses que habían perdido
la vida durante la Guerra franco-prusiana y para expiar los pecados
cometidos por la comuna. Fue el arquitecto Paul Abadie quien ganó
el concurso para su construcción.
La
primera piedra se colocó en 1875, y aunque se completó
en 1914, no se consagró hasta el fin de la Primera Guerra
Mundial, en 1919. La iglesia fue construida con la participación
directa del gobierno de la Tercera República, para celebrar
así el inicio de un nuevo régimen, cuyas leyes constitucionales
fueron votadas ese mismo año.
La
basílica tiene forma de cruz griega, adornada con cuatro
cúpulas: el domo central, de 80 m de altura, está
tocado por una linterna, formada por una columnata. En el ábside,
una inmensa torre cuadrada hace las veces de campanario que guarda,
entre otras, la Savoyarde, una campana de 3 m de diámetro
y más de 26 t de peso, ofrecida por la diócesis de
Chambéry. La cripta posee la misma disposición que
la iglesia, y es una de las curiosidades de la basílica.
La
arquitectura de la basílica se inspira en la arquitectura
romana y bizantina e influyó en otros edificios religiosos
del siglo XX, como por ejemplo la basílica de Sainte-Thérèse
de Lisieux. Es posible acceder a la basílica tomando el funicular
de Montmartre. |
|
En
la Place du Tertre todavía se reúnen pintores que
venden sus cuadros a los turistas. También hay muy buenos
dibujantes que hacen retratos al instante. Sentí la tentación
de comprar un cuadro para mi pared de souvenirs pero eran muy
caros.
Cynthia recordaba este sector de su viaje con mi mamá,
pero sospecho que, como me ha pasado a mí también
cuando busqué las huellas de mi paso por Toledo con mi
mamá, ya nada es lo mismo. Las imágenes de entonces
no coinciden con las de ahora. |
Regresamos
a casa a buscar las maletas y emprendimos el camino de regreso
a casa. Pese al cansancio, el viaje había sido todo un
éxito.
|
|