<%@LANGUAGE="VBSCRIPT" CODEPAGE="CP_ACP"%> Oslo2008

COPENHAGUEN

23 ENERO 2008







El edificio del ayuntamiento
y la plaza mayor de la ciudad


La visita a Copenhague, aunque prevista la realizamos un día inesperado. Con el fin de llegar a tiempo al avión que nos llevaría a Oslo el jueves 24 a las 8:30 de la mañana nos levantamos el día anterior a las 4:50 para alcanzar el primer bus de las 5:47. Como a esa hora está oscuro tomé la precaución de llevar una linterna para hacer señas al bus, detalle que olvidé naturalmente porque casi perdimos el bus.

Llegamos bien al aeropuerto pero la funcionaria no conseguía encontrar nuestra reserva. Probó el número recibido, los pasaportes y otros trucos, hasta que le mostré mis anotaciones en mi libreta. Allí ella se dio cuenta que mi reserva era para el día siguiente....tal como yo misma lo tenía anotado.

De más está decir nuestro estado de perplejidad absoluta. Decidimos ir a Copenhague y quedarnos esa noche para no perder el día. Fuimos al hotel Astoria, que está ubicado a unos pocos metros de la estación de trenes.
Luego de acomodarnos en nuestra habitación y pagar 1130 DKR por la noche salimos a caminar provistas de un paraguas que Cynthia había tenido la precaución de llevar. Como ya estaba claro dejé la linterna en la maleta. Hacía frío y se sentía el ambiente húmnedo.

Caminamos por Strøgel. Cynthia no pudo dejar de sentirse identificada con un grupo de escolares que atravezaba una calle.

Después de caminar, vitrinear y comprarnos un chaleco en una tienda H&M llegamos hasta un café y allí desansamos largamente. Tomamos un café y compartimos un rico, abundante y recomendable sandwish. A través de la ventana vimos pasar un grupo de militares que cuidan el palacio.

Dando diente con diente llegamos a la plaza en la que suelen improvizar una pista de hielo donde la gente puede patinar. Cynthia se había enfundado el gorro negro que le había tejido, pero evidentemente era insuficiente para capear el frío.

Este muelle es muy bonito. Al final estaba el antiguo puerto donde llegaban y salían los botes de/a Suecia. Atrás de Cynthia y a la izquieda está el museo Charlotenborg.

A la izquierda del canal hay una serie de restaurantes que en verano sacan sus mesitas y se llena de gente comiendo y bebiendo cerveza.

El frío detuvo nuestra caminata, no llegamos hasta el final de la calle.

Antes de terminar completamente congeladas (más Cynthia que yo) utilizamos nuestras pocas energías sobrantes en llegar al palacio real.

El palacio real Amalienborg

Amalienborg es la residencia de la reina Margarethe II, su marido, el prícipe Henrik y su hijo, el prícipe heredero Frederik. Amalieborg, considerado como una obra maestra de arquitectura europea, está compuesto de cuatro palacios que rodean una plaza. Estos palacios fueron construidos en el siglo XVIII por cuatro familias ricas por órdenes directas del rey Fredrerik V. El rey quería un palacio nuevo pero no tenía dinero como para hacerlo. Como compensación las familias que pagaron por su construcción éstas fueron liberadas de pagar impuestos por 40 años.

El año 1794 se trasladó la familia real a los cuatro palacios. Cuando la reina está en el palacio, su bandera con sus armas está hizada. No logramos saber si la reina estaba en casa o no y como caía una lluvia fina y persistente no nos quedamos mucho tiempo para averiguarlo y decidimos regresar, luego de darnos un par de vueltas de más.

De regreso pasamos a una cafetería que está cerca del hotel y compramos un par de cosas para capear el hambre de la noche. Estabmos acostadas a las 5 de la tarde más o menos, completamente exhaustas.
Quedó demostrado en el transcurso del viaje que no soy muy buena para leer mapas. En realidad debí sospechar esto cuando nos perdimos camino a casa de Gabriela en Malmö y terminamos en una bomba de bencina tomando café mientras nos relajábamos un poco después de haber llegado a no sé qué pueblo.