|
El
viaje a Oslo estuvo precedido de una inesperada estadía
en Copenhague. Nos alojamos en el hotel Astoria, ubicado a unos
pocos metros de la estación central de Copenhague, por
el que pagamos 1150 DKR, una pequeña fortuna. Nos levantamos
a las 5:45 para tener tiempo de ducharnos, desayunar y llegar
a tiempo de llegar al aeropuerto de Kastrup.
El check in no presentó ningún problema por lo que
nos dirigimos directamente a hacer la cola para pasar por los
controles policiales. Esperábamos que el personal cumpliera
con su deber y siguiera las instrucciones del reglamento sometiéndonos
a los registros del caso. Comprabamos el relajo en el cumplimiento
del deber porque pasamos sin ser registradas, como corresponde.
Esta situación nos dejó algo preocupadas por lo
que podría ocurrir (o no) en Gardemoen, el aeropuerto internacional
de Oslo.
El principal objetivo del viaje era ver a Héctor... |
|
Salimos
de Kastrup a las 8:30 de la mañana y llegamos a las 9:45
a Gardemoen. Allí tuvimos que esperar un tren que nos transportó
a Oslo; el viaje debe haber durado unos 45 minutos. Según
las insrucciones teníamos que bajarnos en la estación
Nationaltheatre. Al salir no encontramos ningún tipo de
información que nos ayudara a ubicarnos en relación
al lugar donde nos hospedaríamos por lo que al salir tomamos
un taxi. Mi visita anterior a Oslo no me sirvió mucho para
entender dónde estabamos.
Teníamos reserva de 3 noches en la Residence Kristinelund
ubicada, coincidentemente, en la calle Kristinelund Nr 2. Nuestra
habitación estaba en el tercer piso y aunque era temprano
pudimos tomar posesión del lugar sin problemas. |
Residence
Kristinelund....y Cynthia |
Después
de acomodarnos en nuestro dormitorio y hacer inspección del
piso salimos a recorrer la ciudad en espera del contacto de Héctor.
La caminata desde la Residence al centro tomaba casi una hora a
paso de tortuga: el suelo tenía una capa de hielo que hacía
difícil el caminar, Cynthia iba con sus botas taco aguja,
completamente inadecuadas para este tipo de proyecto turístico
y yo recién me estaba acostumbrando a caminatas después
de mi operación .... y hacía muucho frío. |
|
Nuestra
penosa caminata estuvo sazonada con mucho humor, lo cual hizo
más llevadera la gesta...
En el camino entramos a muchas tiendas buscando zapatos adecuados
para Cynthia. El que ella calce 33 no hacía fácil
la tarea, menos en países de gente grande.
Cynthia
a un costado del Palacio Real. Decidimos no entrar en esta oportunidad
porque estabamos concentradas en la búsqueda de zapatos.
|
Cynthia frente al NationalTheatre |
|
Cynthia
frente a la Universidad |
Caminamos
hasta el lugar donde había estado en mi visita
del año pasado. Recordaba un muelle cerca del ayuntamiento
con lindos restaurantes. En el camino pasamos por el museo
de Henrik Ibsen, donde compré un libro con las
obras Casa de Muñecas y el Pato Salvaje (que lei
durante nuestro viaje a París días más
tarde).
|
|
Henrik
Ibsen es considerado el más importante dramaturgo
noruego. Nació
el 20 de marzo de 1828 en el puerto de Skien, pequeña
ciudad al sur de Noruega y murió el 23 de mayo de
1906 en Cristianía (actual Oslo).
Es uno de los autores que más ha influido en la dramaturgia
moderna, padre del drama realista moderno y antecedente
del teatro simbólico. En
su época, sus obras fueron consideradas escandalosas
por una sociedad dominada por los valores victorianos, obras
que cuestionaban el modelo de familia y de sociedad dominante.
Sus obras no han perdido vigencia y es uno de los autores
no contemporáneos más representado en la actualidad.
|
|
|
Al
llegar al sector del muelle nos metimos en un mall y seguimos
la búsqueda de zapatos. En absoluta contradicción
con mis principios pero acorde a mi billetera almorzamos unas
hamburguesas en un Mc Donalds (que los dioses me perdonen!!).
Cuando empezaba a oscurecer emprendimos el camino de regreso
a esperar el llamado de Héctor, que trabajaba hasta
las 10 de la noche.
Llegamos en un estado lamentable. Nos tiramos en las camas
a vegetar un rato largo e intentamos ver televisión,
había sólo dos canales locales, pero no recuerdo
qué vimos, si es que vimos algo. |
|
|
Tal
como habíamos acordado, Héctor llamó a las
22 y fue a la residencia a encontrarnos. Cynthia salió
como bala a encontrarlo en el paradero donde nos esperaba. Por
mi estado calamitoso llegué segunda....
Me dio mucho gusto ver a mi hijo. Lo extraño mucho y me
gustaría poder verlo más seguido. Extraño
el tiempo en que mis hijos eran pequeños y jugaban en casa
donde yo los veía. |
|
|
Héctor
está trabajando en una empresa de correos. Tiene jornadas
de hasta 12 horas, un trabajo duro pero pagan muy bien. Está
recién cambiado cerca de la estación central. Se
ve lindo y está contento de estar logrando lo que quiere,
y eso me da mucho gusto. Emigrar en busca de nuevos horizontes
es una desición muy valiente.
Cuando nos encontramos estuvimos un ratito en la residencia, que
es como un hostal, nuestro piso tenía 4 dormitorios, un
baño, una cocina pequeña y una sala cómoda.
Salimos un rato a comprar unas pizzas en un 7Eleven y las calentamos
en el micro....no son las mejores pizzas que he comido pero tenían
el valor de la compañía. |
El
encuentro con la tía estuvo simpático. Fue divertido
ver a la diminuta Cynthia al lado del sobrino, que es un enorme
hombre. Ella lo no veía desde hace muchos años, sin
duda fue un lindo reencuentro. |
Al
día siguiente bajamos al comedor luego de nuestra ducha
matinal. Nos sentamos en la misma mesa donde estaban desayundando
los chiquillos que ocupaban una de las habitaciones de nuestro
piso. No quisimos hablar con ellos así es que nos enfrascamos
en nuestros temas de alto vuelo...no faltaba más!
|
|
|
El
segundo día Héctor empezaba a trabajar a las 3 de
la tarde y quedamos de vernos al medio día y almorzar juntos.
De camino al nuestro encuentro pasamos por el Palacio por si estaban
invitando a café, ese día también hacía
frío. Al parecer no había nadie en casa porque todo
se veía cerrado, además había unos milicos
con plumeros negros en la cabeza cuidando el palacio. Estaban inmóviles.
Nos preguntábamos si estarían congelados. De pronto
empezaron a moverse al compas: uno, dos, tres, cuatro, cinco....veinte
pasos hacia la izquierda y vuelta. nuevos veinte pasos hacia la
derecha. Repitieron el ejercicio un par de veces y finalmente quedaron
nuevamente inmovilizados.
Cynthia los siguió en la caminata, segura de que ya era parte
del team. Como se veían tan contentos de nuestra compañía
decidimos volver más tarde a mostrarle las fotos y si estaban
en pausa tomarnos un café con ellos e intercambiar números
de teléfono y e-mails. |
|
Nos
encontramos en la estación central, luego de una interminable
caminata, más larga que la del día anterior. El
tramo desde el Teatro Nacional y la estación es bastante
largo, un detalle que no recordaba. En mi visita del año
pasado había llegado en tren a esa estación y Héctor
me había ido a buscar, pero nos habíamos movilizado
en bus. Ahora no nos atrevíamjos a tomar bus para no perdernos.....y
por tacañas. Da escalofríos gastar 30 NOR por un
pasaje, eso es 2400 Ch/pesos.
Nuevamente un encuentro emotivo entre Héctor y la tía
Cynthia. Héctor nos invitó a un restaurante chino
y comimos rico. Hicimos recuerdos y charlamos de todo un poco.
|
|
|
Ciertamente
las fotos de la derecha arriba e izquierda abajo no son lo que se
podría calificar como aceptables, pero es lo que hay como
registro de nuestro almuerzo....
Héctor tuvo que dejarnos para ir a su trabajo pero quedamos
de encontrarnos en la noche para cenar. Eso significó en
términos de caminata arrastrarnos a nuestra hostal y regresar
a encontrarnos con Héctor.
En el camino compramos por fin unas botas de nieve que estaban en
REA. También entramos en una tienda ZARA y compramos unas
bluzas, Cynthia compró una para ella y yo compré una
para Monique. También pasamos por una panadería a
la que había ido con Héctor antes y compartimos un
croissant relleno de chocolate caliente y un jugo. |
En
casa nos acostamos a dormir la siesta y reponer energías
para nuestro reencuentro con Héctor. La recuperación
de fuerzas funcionó regular, pero volvimos caminando a la
estación central. Héctor nos fue a buscar y nos llevó
a su nuevo departamento, se duchó y salimos a cenar. Esta
vez nos llevó a un restaurante vietnamita. Cynthia por fin
comió un arroz wan tan, yo comí pollo con arroz y
Héctor carne.
Lindo el encuentro con mi hijo. Siempre quisiera más pero
es lo que hay. Nos despedimos en una calle cercana a la estación
y con Cynthia emprendimos el regreso, ya con el piloto automático
porque yo no tenía conciencia de mis piernas. |
El
vuelo de regreso era a las 8:50 por lo que tuvimos que madrugar
una vez más para llegar a tiempo (y nos perdimos el desayuno).
Pagamos algo más de 1800 SEK por la estadía. No
nos gustó el baño y mi cama tenía los resortes
a punto de encrustarse en mi espalda.
Afortunadamente no tuvimos problemas en llegar. Caminamos hasta
la estación del metro y allí tomamos el tren rápido
al aeropuerto. Alcanzamos a comprar un café y un sandwish
antes de subir al avión. Pudimos comprobar que el personal
noruego cumple muy bien con su deber. Fuimos registradas prolijamente....para
nuestra satisfacción. |
|
|