Sin
duda alguna el símbolo más universal de los vascos
es el Arbol de Gernika. El roble que acogía las primeras
Juntas del Señorío de Bizkaia se convirtió
con el tiempo en el símbolo de la permanencia de un pueblo
y unas instituciones frente a los avatares históricos que
los vascos han conocido en su discurrir como colectividad.
El
Arbol de Gernika ha trascendido el marco geográfico de
Bizkaia para convertirse en punto de referencia para toda Euskalherría.
Elemento que enlaza nuestro pasado con el presente, en la actualidad
acoge actos tan especiales como la toma de posesión y el
juramento del cargo de Lehendakari o del Diputado General.
Una
placa recuerda las palabras utilizadas en 1936 por José
Antonio Agirre, primer lehendakari de Euskadi, que se han convertido
en fórmula protocolaria para realizar dicho juramento.
Ante Dios humillado
en pie sobre la tierra vasca
en recuerdo de los antepasados
bajo el arbol de Gernika
ante vosotros
representantes del pueblo
juro desempeñar fielmente mi cargo
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