Landskrona
fue uno de nuestros puntos recurrentes porque allí está
la clínica donde me operaron y tuve que ir varias veces a
control. El lugar es muy bonito, especialmente de día, de
noche, como decía Sócrates: todos los gatos son negros.
Nunca conseguimos tomar un café en el restaurante que está
en el mismo edificio de la clínica y a pocos metros de Citadell,
que no recorrimos por culpa del viento, el frío y la escacez
de rinocerontes.
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