<%@LANGUAGE="VBSCRIPT" CODEPAGE="CP_ACP"%> Albi
TRAS LA HUELLA DE LOS CÁTAROS
13 - 24 de julio 2008
DÍA 5
JUEVES 17 DE JULIO


Albi es la capital del deptartamento de Tarn, en el Alto Languedoc. Divide la ciudad el río Tarn. Dos períodos marcan especialmente su desarrollo: la cruzada contra el Midi Languedocien y la era del pastel em los siglos XV y XVI, que trae a la cioudad riqueza y prosperidad.

El color rosado del ladrillo que domina la ciudad le otorga un encanto especial. Domina también el espíritu medieval, con la imponente Catedral Santa Cecilia, la colegiata y el claustro de San Salvi, el palacio de la Bierbie y el puente viejo, edificado en 1040 y todavía en uso.


LOS CÁTAROS
El catarismo es la doctrina de los cátaros, un movimiento religioso de carácter gnóstico que se propagó por Europa Occidental a mediados del siglo X, logrando asentarse hacia el siglo XIII en tierras de Languedoc, donde contaba con la protección de algunos señores feudales vasallos de la corona de Aragón.

Los llamados cátaros eran un movimiento religioso-cultural, propulsor de un nuevo orden social a partir del desarrollo individual. Desde sus fundamentos se oponían a la Iglesia Católica, a su doctrina, la cual negaba la posibilidad a los hombres de alcanzar un estado de desarrollo espiritual fuera de las instituciones católicas y sin la guía de un representante de la iglesia. La iglesia cátara fue uno de los numerosos movimientos sociales que intentaron romper con esta hegemonía eclesiástica e instaurar un nuevo orden, por lo que fue perseguida. Ya por el siglo XII, este movimiento tomó fuerza y comenzó a ganar muchos devotos, por lo que la Iglesia Católica intentó suprimirlo, debido a que los veían como rivales de mucha peligrosidad.

Con influencias del maniqueísmo en sus etapas pauliciana y bogomila, el catarismo criticó las prácticas y la visión de la jerarquía de la Iglesia Católica, que en respuesta lo consideró herético.

Tras una tentativa misionera, y frente a su creciente influencia y extensión, la Iglesia terminó por invocar al uso de la fuerza, con el apoyo de la corona de Francia, para lograr su erradicación a partir de 1209 mediante la Cruzada albigense. A finales del siglo XIII el movimiento, reprimido con violencia por la Inquisición y debilitado, entró en la clandestinidad, pero desde la segunda mitad del siglo XX, el catarismo es objeto de investigaciones y de un esfuerzo por integrar su recuerdo a la identidad de las regiones donde se encontraba su foco central de influencia: el Languedoc y la Provenza, regiones del "Midi" o tercio sur de Francia.

(Fuente: Wikipedia)

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Recorrer esa ciudad fue emocionante, porque además de la historia que arrastra desde la instalación de los romanos en el 51 AC, está la historia contemporánea de Monique y Philippe, que con el tiempo las abejas que van de flor en flor se fueron a dar una vuelta por la huerta de la abuelita donde una cigüeña que voló especialmente de París escogió los dos mejores repollos que encontró y después de sobrevolar varios países los dejó en ciudades tan dispares como Ciudad de México y Grenoble.
El segundo período de prosperidad es la explotación del pastel en el siglo XV y XVI. Esa planta de flores amarillas cuyas hojas trituradas y secadas al sol, por esas maravillas de la naturaleza, da el color azul sirvió para enriquecer a la zona. Desde luego, enriqueció más a unos que a otros, los unos construyeron palacetes al estilo renacentista y los otros se contentaron con lo que pudieron. Desafortunadamente el pastel sufre la competencia del índigo y deja a los unos bien preocupados, pero no derrotados.

Pese al debilitamiento económico, durante los dos siglos siguientes, la ciudad emprende obras importantes, como el hospital, fundado en 1688, se ensanchan las callen y se derriban los muros de Albi.

La revolución francesa también le pasa la cuenta a Albi. Como todas las revoluciones, los cabezas de pistola quieren destruir todo y Albi no fue la excepción. Durante esa época terminaron en el suelo muchos edificios e iglesias y la catedral se salvó porque era difícil de derribar, pero los cerebros de la revolución querían dderribar el coro y usar el edificio como depósito de trigo. El avispado ingeniero Mastes salvó el coro dirigiéndose al Ministro Ronald, pero el mobiliario y más de cien estatuas fueron destruidas.


Afortunadamente la vida de Albi siguió su marcha y actualmente es una ciudad encantadora y próspera. Recientemente se ha abierto la escuela de Ingenieros, lo que hace de la región un centro de educación superior importante.



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