Sultán
y Kim merecen un espacio especial. Sultán es el perro negro
y es el más viejo de los dos. Su tarea es cuidar la casa
y eventualmente enseñarle a Kim a compartir ese trabajo.
Kim tiene unos pocos meses, Micheline lo había buscado
luego de que el segundo perro, compañero de Sultán
había pasado a mejor vida.
No
bastaba mirarlo mucho para darse cuenta que Kim era un perro algo
pecular, por no decir completamente mal hecho. Sus patas delanteras
parecen ser más largas y robustas que las traseras, aparte
de apuntar hacia los lados. Sus oreja son asimetricas, una parece
moverse normalmente mientras la otra está siempre parada.
El cuerpo parece haber sufrido un accidente aéreo en que
las ruedas del avión le pasaron por encima varias veces.
Cuando corría lo hacía sin velocidad y completamente
descompaginado, parecía que en cualquier momento se iba
a desarmar. Le costaba entender el concepto de ir a buscar la
bola, sólo se ensañaba con el pobre Sultán,
que normalmente listo, sabía las reglas del juego. Kim
era torpe como todos los cachorros pero su mirada era tierna,
lo que junto a sus particularidades físicas lo hacían
un perro encantador, especialmente cuando no golpeaba para todos
lados con su inusulamente larga cola.