Micheline
había preparado un abudante almuerzo consistente en una
exquisita ensalada de papas con judías verdes, huevo y
tomate, baguette, quesos, fruta y café.
Como buena abuela, Micheline estaba preocupada de que los niños
quedaran con hambre así es que había guardado chorizo
del día anterior, sopa y milagrosamente Raphael también
hizo desaparecer una porción de gallo al vino que Mamiline,
como le dicen los chicos, había guardado para el nieto.
Creo que los nenes quedadon satisfechos y contentos con el opíparo
almuerzo porque no los vi preparan sandwishes para el paseo de
la tarde.