<%@LANGUAGE="VBSCRIPT" CODEPAGE="CP_ACP"%> París
TRAS LA HUELLA DE LOS CÁTAROS
13 - 24 de julio 2008
DÍAS 11 Y 12
MARTES 23 Y MIÉRCOLES 24 DE JULIO

REGRESO A PARÍS Y A SUECIA

El martes 23 regresábamos a París al medio día. Yo había empacado la noche anterior así es que no tenía trámites pendientes. Mientras Lorena y Guilhem empacaban, Micheline, Monique y yo fuimos a Réalmont a rescatar el auto de Micheline y devolver el cacharro que les habían prestado, y que mal que mal nos sacó de paseo por todos lados....lo cual me recuerda el planchoso episodio de la carga de gasolina al regreso de Carcassone, al que me había ofrecido generosamente, pero mi tarjeta se rehuzó a funcionar, por falta de infra desde luego, al menos en la tarjeta que pasé, aunque la otra no nadaba en plata precisamente. En fin, así se escribe la historia de los pobres...

However, otro de los trámites era comprar paté. Fuimos a una tienda especial y luego de esperar unos minutos a que abrieran escogí unos tarros de paté, que he guardado como tesoro. He regalado un par, como gran cosa. Conservo el tarro de casuele, o como se llame. Este me lo zamparé en algún momento especial.

También pasamos por la feria y aproveché de comprar una trenza pequeña de ajo como último souvenir de Occitan. Ahora la trenza cuelga en mi cocina y despide un rico olor.

Empaqué el ajo y una planta que me regaló Micheline en la mochila. La planta está bien contenta en la salita del segundo piso.


Monique nos fue a dejar a Albi, y como señala el reloj dejamos el lugar a las 13:40. Abrazos, besos y promesas de nuevos encuentros.

No hay mucho más que agregar, excepto decir que fue un viaje inolvidable del que tendré lindos recuerdos. Las cenas y hospitalidad de Micheline serán un capítulo especial en mis memorias. Monique, linda como siempre, muy cariñosa y generosa.
Raphael, simpático y lindo. Guilhem, mi yerno favorito, lindo y enamorado. Mi preciosa hija, siempre en mis pensamientos y en mi corazón.

Todos los deseos cumplidos, un viaje perfecto!
En París Rapahel había cumplido con su promesa de esperarnos con casuelé. Después de la cena desapareció con sus amigos así es que no tuve la oportunidad de despedirme personalmente de él. Me acosté a la media noche porque teníamos que levantarnos tipo 4:30, nuestro vuelo salía temprano.
El taxi que habíamos pedido la víspera llego a la hora indicada. Lo estábamos esperando abajo. Llegamos bien, embarcamos las maletas e hicimos la cola para la revisión.

Cuando nos acercábamos al control empezamos a acordarnos que nuestro sistema de empaque no había sido del todo inteligente y que teníamos botellas en las maletas de mano, entre ellas la botella de vino de 22 euros. Nos salimos de la cola, sacamos las botellas y Lorena fue a ingresar las botellas en un nuevo bolso. Menos mal que todo bien, pudimos embarcarnos y apenas nos sentamos en nuestras butacas me dormí hasta casi llegar a Copenhague.

El viaje había sido un éxito.

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