OSLO
2009

Fotografias
Ximena




>> El relato<<






Este fue mi tercer viaje a visitar a mi hijo. Visité a Héctor por primera vez en 2007, en tren; la segunda vez, al año siguiente, viajé con Cynthia en avión y esta vez viajé a lo pobre....en bus. Y para reforzar el concepto de pobre me llené dos botellas chicas con saft de cerezas (cosecha de la casa) y preparé tres sandwishes de pollo para el camino. Llevaba en el bolsillo 500 Kr y no tenía ni un centavo de reserva en mis cuentas. No me quedaba más que confiar en la generosidad de mi hijo.

Partí desde mi casa en el bus de las 07:47 en dirección a Teckomatorp, donde tomé el pågatåg a Helsingborg. Llegué según horario a las 08:27, me fui directo a la plataforma donde parten los buses a Oslo. A las 09:00 en punto partió el bus extra que había puesto Swebus, en dirección a Gotemburgo, donde nos cambiaríamos al bus "oficial". Llegamos a las 11 de la mañana. Después de alguna espera Gotemburgo subí a bus que sólo tenía unos 15 pasajeros de modo que me acomodé en dos asientos de la primera fila. Allí me comí mi cocaví y bebí mi saft mientras terminaba de leer Machuca. La lectura y el comistrajo lo maticé con largas siestas, lo cual hizo las casi 4 horas de viaje bastante llevadero. Héctor apareció a buscarme un par de minutos después de mi llegada. Fuimos a casa a dejar mis bártulos y salimos a cenar.

Héctor vive en el sexto piso de un edificio de ocho en la calle Gardevejen, a dos o tres cuadras de la parada de metro Majorstuen. El departamento es de 100 m2, con un largo balcón. La sala es espaciosa, con una chimenea que no usan, la cocina es cómoda y la mantiene en orden Cissi (sospecho). Héctor tiene la habitación más amplia.

Cenamos en el restaurant Oliver (o algo así). Recordé que en mi primer viaje había comido la pizza más cara de la historia en un restaurant con el mismo nombre que está en el puerto. Cené una espectacular extrecôte con papas y Héctor unos tallarines con salsa de hongos y compartimos unos auberigines. Todo espectacular, hasta el café me pareció extraordinario.

Regresamos a casa y empezamos a ver la película del Che protagonizada por Benincio del Toro. Hasta allí llegó la compañía de Héctor, que extremadamente cansado se durmió hasta el otro día mientras yo terminaba de ver la película.