Este
fue mi tercer viaje a visitar a mi hijo. Visité a
Héctor por primera vez en 2007, en tren; la segunda
vez, al año siguiente, viajé con Cynthia en
avión y esta vez viajé a lo pobre....en bus.
Y para reforzar el concepto de pobre me llené dos
botellas chicas con saft de cerezas (cosecha de la casa)
y preparé tres sandwishes de pollo para el camino.
Llevaba en el bolsillo 500 Kr y no tenía ni un centavo
de reserva en mis cuentas. No me quedaba más que
confiar en la generosidad de mi hijo.
Partí desde mi casa en el bus de las 07:47 en dirección
a Teckomatorp, donde tomé el pågatåg
a Helsingborg. Llegué según horario a las
08:27, me fui directo a la plataforma donde parten los buses
a Oslo. A las 09:00 en punto partió el bus extra
que había puesto Swebus, en dirección a Gotemburgo,
donde nos cambiaríamos al bus "oficial".
Llegamos a las 11 de la mañana. Después de
alguna espera Gotemburgo subí a bus que sólo
tenía unos 15 pasajeros de modo que me acomodé
en dos asientos de la primera fila. Allí me comí
mi cocaví y bebí mi saft mientras terminaba
de leer Machuca. La lectura y el comistrajo lo maticé
con largas siestas, lo cual hizo las casi 4 horas de viaje
bastante llevadero. Héctor apareció a buscarme
un par de minutos después de mi llegada. Fuimos a
casa a dejar mis bártulos y salimos a cenar.
Héctor vive en el sexto piso de un edificio de ocho
en la calle Gardevejen, a dos o tres cuadras de la parada
de metro Majorstuen. El departamento es de 100 m2, con un
largo balcón. La sala es espaciosa, con una chimenea
que no usan, la cocina es cómoda y la mantiene en
orden Cissi (sospecho). Héctor tiene la habitación
más amplia.
Cenamos en el restaurant Oliver (o algo así). Recordé
que en mi primer viaje había comido la pizza más
cara de la historia en un restaurant con el mismo nombre
que está en el puerto. Cené una espectacular
extrecôte con papas y Héctor unos tallarines
con salsa de hongos y compartimos unos auberigines. Todo
espectacular, hasta el café me pareció extraordinario.
Regresamos a casa y empezamos a ver la película del
Che protagonizada por Benincio del Toro. Hasta allí
llegó la compañía de Héctor,
que extremadamente cansado se durmió hasta el otro
día mientras yo terminaba de ver la película. |