La
noche del sábado lo pasé muy divertida con los amigos
que comparten departamento con Héctor: Cissie (de Gävle)
Y Kenmie (de Lund). Jugamos un juego que se llama Colonos, Cissie
ganó dos veces y yo una vez. Pese a que el juego tenía
instrcciones en español todos parecían dominar las
reglas. Jugamos hasta que se le acabaron las horas al reloj y comprensiblemente
dormí profundamente.
El domingo desayuné con Kennie, quien tuvo la gentileza de
invitarme con café y un baguette con mantequilla y mermelada
mientras mirábamos las noticias en la tele. Al medio día
llegó Héctor, que había pasado la noche con
la bella durmiente. Traía sendas bolsas con hamburguesas
del Mc Donals.
El resto del día lo pasé mirando la trilogía
de XMan mientras Héctor se reponía del ajetreo del
día anterior. En la tarde ordenó una pizza y la fuimos
a buscar. Esa fue la salida del día. La pizza era gigante
y estaba bien rica. No dejó de sorprenderme que costara 240
Kr noruegas, una fortuna!!
Esa noche Héctor se fue de nuevo donde la bella durmiente
y quedó de estar en casa a tiempo para ir a dejarme al bus.
Tal como prometió estaba en casa con tiempo suficiente. El
bus partía a las 11 de la mañana. En la estación
me compró un enorme baguette para el viaje, que me comí
por etapas que cubrieron todo el viaje. Siguiendo con mi concepto
de pobre había llenado con agua de la llave las dos botellas
que tenían el saft.
En conclusión, fue un viaje intenso, me tranquilizó
encontrar a mi hijo, verlo lindo y bien acomodado. Desde luego quisiera
verlo más seguido y tener otros lindos momentos como los
que pasamos esta vez.
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