Después de la partida de mi hija, que fui a dejar al aeropuerto me fui a Usera, a mi cita con mi amigo Martín F. Yriart. Por cuestiones de horario no fue posible que nos encontráramos los tres. Después de un enervante viaje de una hora en metro llegué al paradero del metro, sin encontrar el bus que me había dicho Pregunté a varias personas, pero ninguna supo darme luces en torno al bus ni a la residencia, por lo que llamé por teléfono para pedir señas. No me sirvieron pero con la dirección pude tomar un taxi y llegar por fin, una hora y media después de inicidao el periplo.

Mi encuentro fue lindo, emocionante. Le regalé un collage que había hecho especialmente para él, y una botella de enguindao, cosecha de 2010. A su vez él me regaló un precioso juego de collar, aros y anillo que él mismo había confeccionado. Fuimos a cenar a un restaurante ubicado cerca de la biblioteca de la localidad. Yo pedí jamón York con papas y él orejas de cerdo, que acompañó con un vaso de vino blanco. Charlamos latamente hasta que llegó la hora de venirme.

La despedida fue rápida porque venia el bus, que me dejó en una plaza donde tomé un segundo bus que me dejó cerca del hotel. Pude ver Madrid desde la superficie.